El efecto de la inflación en nuestras carteras indexadas

Como está habiendo ruido informativo acerca de un posible futuro aumento de la inflación, varios clientes nos han preguntado sobre el efecto que tendría la «más que previsible» (en palabras de un cliente) inflación en las carteras y qué medidas estamos tomando en Indexa al respecto. En la construcción de las carteras actuales ya hemos tenido en cuenta el efecto de la inflación y en este artículo os vamos a explicar cómo se ha tenido en cuenta.

Inflación y expectativa de inflación

Antes de nada, me gustaría hacer una pequeña reflexión sobre la diferencia entre la inflación y la expectativa de inflación. La inflación es un dato observable que publican los servicios de estadística de cada país, mientras que la expectativa de inflación refleja la inflación que los inversores esperan que haya en el futuro. Esta expectativa no es observable y hay que estimarla de manera indirecta. Las expectativas de inflación son las que afectan a los precios de los activos y varían mucho más que el dato real de inflación.

A medida que la pandemia de la COVID-19 va quedando atrás, las expectativas de inflación han ido aumentado sobre la base de que la recuperación económica y los estímulos monetarios van a generar inflación en el futuro. Por ejemplo, las expectativas de inflación europea que recogen los swaps de inflación a 5 años dentro de 5 años ahora son del 1,6% y al principio del año era un 1,3%. Los swaps de inflación son productos derivados que operan grandes inversores institucionales.

Este aumento de las expectativas, implica que es probable que por lo menos parcialmente el efecto de esta futura inflación ya esté recogido en el precio actual de las acciones y de los bonos por el mercado. Por tanto, el hecho de que a futuro la inflación aumente podría no tener efecto futuro porque esta expectativa podría estar ya recogida en los precios actuales. Lo que sí tendrá efecto es si las expectativas de inflación aumentasen sobre las expectativas actuales.

Esto es muy importante: las expectativas pueden aumentar, pero también podrían reducirse. Nadie sabe lo que harán las expectativas en el futuro, si aumentar o bajar. Hay muchas razones para esperar que la inflación suba mucho en el futuro (recuperación, estímulos monetarios) pero también hay muchas razones para lo contrario (digitalización, servicios deflacionarios como por ejemplo nuestros servicios cuyos precios bajan año tras año). La mejor estimación que podemos hacer para la inflación futura es la actual expectativa de inflación.

El efecto de las expectativas de inflación en las diferentes clases de activo

Las expectativas de inflación afectan de diferente manera a las acciones, a los bonos nominales y a los bonos ligados a la inflación. A los activos que protegen contra la inflación se les suele llamar «activos reales» y a los que no protegen contra la inflación «activos nominales».

El precio de las acciones tiende a incorporar los incrementos de inflación moderados a altos. La razón es que el precio de la acción de una empresa está correlacionado con el valor de las ventas y el precio de los bienes y servicios que venden las empresas, que también suben con la inflación. Como ejemplo, en lo que llevamos de 2021 hasta el 3 de junio, a pesar del incremento de las expectativas de inflación del 1,3% al 1,6%, las acciones europeas han subido un +14,8%. En el caso de hiperinflación (inflación muy alta), las acciones se verían afectadas negativamente por la crisis económica que habitualmente suele provocar un episodio de hiperinflación. No obstante, es muy poco habitual que aparezca hiperinflación en las economías diversificadas, desarrolladas y grandes como la zona euro o Estados Unidos.

Los bonos nominales se ven afectados negativamente por el incremento de las expectativas de inflación. La razón es que normalmente cuando las expectativas de inflación aumentan, el mercado espera que en el futuro el banco central correspondiente aumente los tipos de interés lo que incrementa el tipo de interés a largo plazo de los bonos. Y un aumento de tipos de interés conlleva una caída del precio de los bonos actuales porque tienen un tipo de interés más bajo que los nuevos bonos que se emitirán. Como ejemplo, en el 2021 el fondo de bonos gubernamentales europeos Vanguard Euro Government Bond Index Fund Institutional Plus EUR Acc, que incluimos en algunas de nuestras carteras, lleva una caída del -3,3%.

Los bonos ligados a la inflación se ven parcialmente afectados por la expectativa de inflación. Por el lado positivo, como el nominal del bono se incrementa con la inflación esta parte protege. Por el lado negativo, al tratarse de un bono, aplica lo comentado en el párrafo anterior sobre el aumento de los tipos de interés a largo plazo y la caída del precio de los bonos. En el año 2021, el efecto combinado está siendo positivo con una subida del +1,3% para el fondo de bonos ligados a la inflación Vanguard Eurozone Inflation-Linked Bond Index Fund Institutional Plus EUR Acc, que está incluido en todas nuestras carteras de más de 10 mil euros.

El efecto de las expectativas de inflación en una cartera diversificada

Como hemos observado, las clases de activo tienen un comportamiento diferente frente a las expectativas de inflación. Las carteras de Indexa se construyen utilizando diferentes clases de activo para diversificar las fuentes de rentabilidad y de riesgo, entre los que se encuentra la inflación.

La única forma de eliminar el riesgo de inflación (al alza y a la baja, recordemos) es tener una cartera compuesta 100% por activos reales, que en nuestro caso serían acciones. Una cartera 100% acciones supone asumir mucho riesgo y desaprovechar la diversificación que aportan los bonos. Las otras alternativas para reducir el riesgo de inflación como los bonos a corto plazo o el efectivo tienen sus problemas. Los bonos a corto plazo tienen una rentabilidad esperada más negativa que los bonos a largo y con el efectivo se asume un riesgo de crédito muy concentrado.

Nuestra recomendación ante la situación actual

Una vez más nuestra recomendación es no responder a movimientos de mercado (en este caso el aumento de las expectativas de inflación) ni al ruido mediático, y mantener las carteras actuales que están concebidas y optimizadas para el largo plazo.

Si aún no te estás indexando con nosotros, no dudes en probar responder a nuestro test de perfil inversor (2 minutos) para ver qué cartera de fondos o planes de pensiones te podemos proponer.

5 comentarios en “El efecto de la inflación en nuestras carteras indexadas

  1. Buenas, leyendo el post me ha quedado más o menos claro, yo no soy un experto en finanzas ni mucho menos, pero concluyendo en la reflexión final del post, conforme vaya avanzando el segundo semestre y en caso de que vaya aumentando la inflación y se vea mas clara un caso de hiperinflación, ¿como sería la manera de actuar de nuestras carteras frente a ese tipo de hiperinflación?

    Muchas gracias.

  2. Muchas gracias Antonio por tu comentario. No anticipamos un caso de hiperinflación en el Euro. La razón es que es la divisa de una de las principales economías del mundo por tamaño y diversificación.

    En el poco probable caso de que esta situación cambiese, probablemente pasaríamos a tener carteras de bonos globales sin cobertura de divisa para limitar el impacto de esta hiperinflación.

  3. Tengo una cartera indexada de perfil 6 y la duda que tengo en relación a las previsibles subidas de tipos y la inflación, es que beneficio aporta a la cartera la parte de renta fija en un escenario de mercado donde parece muy poco probable que la renta fija vaya a generar rentabilidad nominal positiva en los próximos años (por no hablar de rentabilidad real más negativa si efectivamente hay inflación); si el objetivo es reducir la volatilidad ¿No se podría conseguir este mismo objetivo, manteniendo efectivo en lugar de renta fija? entrando en el terreno de la especulación y si fuesen ciertas las voces que alertan contra la enorme burbuja en la renta fija ¿No se producirían grandes caídas en la renta fija en caso de pequeñas subidas en los tipos del BCE o la FED?

    Muchas Gracias por el post tan interesante

    1. Buenas tardes Pedro,

      Muchas gracias por tu comentario. Sobre tu cuestión sobre el efectivo: el efectivo tiene tres problemas muy significativos:
      – Se asume un riesgo de crédito muy concentrado en la entidad que se elija (puedes consultar más información en https://blog.indexacapital.com/2017/02/01/riesgo-credito-inversiones/) Es cierto que existe el fondo de garantía de depósitos cubre hasta 100k€ por cuenta en España, pero la primera regla de la creación de carteras es la diversificación. Tener un 86% de la cartera (para el perfil 1) en una cuenta corriente en un banco es concentrar muchísimo la cartera.

      – Si tuvieramos posiciones significativas de efectivo en un banco, probablemente nos cobrarían del orden del 0,50% por mantenerlo.

      – En caso de caidas de las acciones el efectivo no sube, mientras que los bonos nominales a largo plazo sí tienden a hacerlo.

      Por último, en caso en caso de que el BCE o la FED aumenten tipos efectivamente habrá caidas en el precio de los bonos nominales (probablemente las caidas habrán ocurrido antes cuando el mercado descuente esase futuras subidas), pero es probable que antes haya habido subidas en el precio de las acciones que compensen las caidas en los bonos.

      Un saludo y gracias de nuevo por tu aportación.

      Unai

  4. Buenas tardes. Estoy leyendo las cartas de WBuffet de 1979 y al respecto dice:

    Durante los últimos años, nuestras compañías de seguros no han sido compradoras netas de ningún bono a largo plazo puro (aquellos sin derechos de conversión u otros atributos que ofrezcan posibilidades de beneficio). Ha habido algunas compras en el área de bonos puros, por supuesto, pero han sido compensadas por ventas o vencimientos. Incluso antes de este período, nunca compraríamos bonos de treinta o cuarenta años; en cambio, intentamos concentrarnos en el área de bonos puros en emisiones más cortas con fondos amortizadores y en emisiones que parecían relativamente infravaloradas debido a ineficiencias en el mercado de bonos.
    Sin embargo, el grado moderado de precaución que ejercimos fue una respuesta incorrecta al mundo que se desplegaba a nuestro alrededor. No te proteges adecuadamente estando medio despierto mientras otros duermen. Fue un error comprar bonos a quince años, y aún
    así lo hicimos; cometimos un error aún más grave al no venderlos (con pérdidas, si era necesario) cuando nuestras opiniones actuales comenzaron a cristalizarse. (Naturalmente, esas opiniones son mucho más claras y definitivas en retrospectiva; sería justo que preguntaras por qué no estábamos escribiendo sobre este tema el año pasado.)

Responder a Antonio Cantos JiménezCancelar respuesta