El riesgo de liquidez

Seguimos con nuestra serie de artículos sobre los distintos tipos de riesgos. Después del primer artículo, sobre el riesgo de crédito de tus inversiones, seguimos ahora con el riesgo de liquidez de los mercados financieros.

El riesgo de liquidez es de acuerdo con Investopedia: “el riesgo derivado de que una inversión que no pueda ser comprada o vendida con la suficiente rapidez para evitar o minimizar una pérdida.”. O dicho de otra manera es el riesgo de que quieras vender un activo para hacer liquidez y no haya nadie al otro lado para comprarlo, independientemente del precio. Es un riesgo muy importante, ya que no podremos hacer líquidas nuestras inversiones y esto afectará nuestra capacidad de gasto.

Cada activo tiene un riesgo de liquidez diferente que depende del tamaño de la inversión y del número de inversores que participan en la misma. Cuanto mayor es el tamaño de la inversión o el número de inversores, mayor será la liquidez de la inversión. Esto es muy intuitivo: si quiero vender un activo que solo yo poseo (por ejemplo un casa) será necesariamente más difícil de vender que unas acciones, donde hay miles o millones de personas involucradas.

Podemos ordenar aproximadamente de mayor a menor la liquidez de los diferentes activos (los más líquidos están arriba y los menos líquidos abajo):

  1. Acciones de empresas grandes cotizadas
  2. Bonos de gobiernos
  3. Bonos corporativos de alta calidad crediticia
  4. Acciones de empresas pequeñas cotizadas
  5. Bonos corporativos de baja calidad crediticia
  6. Inmobiliario
  7. Capital riesgo
  8. Emisiones privadas de deuda (estructurados)

Si invertimos en un fondo de inversión, para conocer la liquidez del mismo, hay que analizar en qué invierte este fondo. Si el fondo invierte en acciones de grandes empresas cotizadas, el fondo podrá hacer frente a reembolsos mucho mayores que si invierte en pequeñas empresas cotizadas. Por ejemplo, un fondo indexado sobre el índice S&P500 o MSCI Europe (como utilizamos en Indexa) tiene un riesgo de liquidez muchísimo menor que un fondo value que invierte en pequeñas empresas cotizadas.

Los fondos suelen mantener un pequeño porcentaje del fondo en efectivo para poder hacer frente a los reembolsos diarios. Si un día se reciben reembolsos superiores a ese colchón, el fondo deberá vender a mercado parte de sus inversiones (bonos o acciones) para poder hacer liquidez y dar el dinero a los partícipes que están vendiendo. En caso de ser un activo con baja liquidez, puede ocurrir que el valor liquidativo se vea afectado o que directamente no se pueda hacer frente a los reembolsos solicitados por algunos partícipes, y que los partícipes que quieren vender tengan que esperar varios días a recibir el dinero.

Para evitar este impacto negativo en los partícipes que no venden, algunos fondos de inversión aplican pequeñas comisiones de entradas en beneficio de todos los participantes existentes del fondo. De esta manera, los costes de transacción por la iliquidez la asumen los nuevos partícipes.

Hay que tener el riesgo de liquidez muy en cuenta a la hora de construir una cartera de inversión. En Indexa la aproximación que tenemos es que, para las carteras de fondos que son reembolsables en cualquier momento, la cartera de clientes está invertida en clases de activo con una elevada liquidez: acciones de empresas grandes cotizadas, bonos de gobiernos y bonos corporativos de alta calidad crediticia. De esta manera el partícipe apenas se verá afectado si decide reembolsar su participación. Por otro lado, seleccionamos fondos de inversión de gran tamaño para que el efecto de un partícipe pueda pasar sin efecto. El fondo más pequeño con el que trabajamos en la actualidad tiene un patrimonio de más de 1.000 millones de euros (ver detalle de nuestras carteras).

Para nuestros planes de pensiones, que tienen un horizonte de inversión mucho más largo, también invertimos en ciertos activos con menor liquidez como los bonos corporativos de alto rendimiento o acciones de pequeñas empresas cotizadas. En definitiva, se trata de que la inversión se ajuste de forma óptima al horizonte inversor.

Como último comentario, recientemente se ha hablado bastante del potencial problema de iliquidez en los ETFs que se negocian en el mercado y del riesgo de que el valor del ETF se desvíe del valor de los activos subyacentes en los que invierte el ETF.

En caso de que estemos hablando de un ETF con mucho volumen de negociación, difícilmente podrá llegar a ser un problema significativo. Por ejemplo, el ETF “SPDR S&P 500 ETF” negocia unos 15.000 millones de dólares diarios. Con este volumen de negociación cualquier operación que se devié mínimamente del valor de los subyacentes rápidamente se revertiría.

En caso de ETF’s que no tienen tanto volumen de negociación pero invierten en activos líquidos esto será un problema de muy corto recorrido ya que en cuanto esta diferencia sea lo suficientemente grande como para cubrir los costes de transacción y generar un beneficio, los arbitrajistas entrarán a negociar el subyacente contra el ETF y cerrarán la diferencia.  Puedes ver como ejemplo el  gráfico del “flash-crash” de en un ETF que invierte en las acciones del S&P500 equiponderado (y por tanto tiene menos liquidez que el S&P500):

Este “flash-crash” se corrigió en 1 hora tras la apertura. Por último, si el ETF invierte en activos más ilíquidos entonces podrá darse una diferencia mayor, pero eventualmente el precio acabará reflejando el valor de los subyacentes.

En Indexa estas variaciones cortas del precio de algunos ETF’s no nos afectan porque en carteras de fondos, invertimos en fondos indexados no cotizados (no ETF’s) y porque en carteras de planes de pensiones invertimos prioritariamente en ETF’s extremadamente líquidez, y no operamos en momentos de estrés.

¿Quieres probarnos? Descubre cuál es tu perfil inversor y qué cartera de fondos de inversiones o planes de pensiones podemos recomendarte.

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